Juegos Psicológicos según el Analisis Transaccional
Hoy quiero compartir el estudio que encontré en relación al juego emocional que usamos todos para relacionarnos con los demás, seguro que si somos sinceros con nosotros mismos podremos ver como nos compartamos de este modo, no tiene porque ser con una misma persona, aún así, ya sea en el trabajo, con algún amigo, familiar o nuestra pareja solemos usar estos juegos para lograr lo que deseamos de esas personas.
Cuanto más nos conocemos a nosotros mismos y más sinceros y conscientes somos de como actuamos más facil será corregir y mantener realaciones sanas con nuestro entorno.
Fuente: http://freetimespenders.blogspot.com.es/2013/01/psicologia-juegos-psicologicos-analisis.html
Psicología: Juegos psicológicos (Análisis Transaccional)
Una aclaración que también merece ser hecha es que el trabajo es tirando a largo en comparación con lo que debería ser una entrada de blog: 14 páginas de word con interlineado simple (vale, dos páginas de índice, bibliografía, aspectos formales...). Tendréis que echarle huevos y un rato. Aún así también decir que me he esforzado tirando a poco, que muchos puntos podrían ser desarrollados muchísimo más, sobretodo si comparas la extensión con la que han alcanzado mis compañeros de clase. Pero aún así creo que el tema está bien planteado. Y ese es el siguiente punto, el tema:
El trabajo, dentro de un marco bastante libre, tenía que hacerse basándose en alguno de los modelos teóricos de psicoterapia vistos en clase. En mi caso, trata del análisis transaccional (AT si sois sus amigos), y dentro de este más específicamente de los juegos psicológicos. Tanto el modelo terapéutico como el tema se desarrollan en el trabajo. Aclarar que el trabajo no incluye temas de intervención ni nada así, solo el marco teórico desde el que se actúa desde AT, lo cual consiste en una explicación de algunos aspectos del ser humano que llevan a tener problemas que necesitan de terapia. Esto no es toda la verdad del ser humano, no trata todos los temas habidos y por haber ni desde las perspectivas habidas y por haber. Es un constructo sencillo subordinado a la práctica profesional.
Al final del mismo, incluyo un análisis de un caso: un capítulo de Escenas de matrimonio en le que detecté un juego psicológico. Así que creo que con esto y con dos videos que me han servido de referencia (no incluidos directamente en el trabajo, solo están sus enlaces), empiezo la entrada en sí.
PD: los videos pueden ser vistos antes de empezar a leer, o después, o no tienen por qué ser vistos.
El análisis transaccional es una teoría de la conducta individual y social cuyo objetivo es el crecimiento y el cambio personal. Se muestra como una herramienta muy eficaz para el autoconocimiento del individuo y para la mejora de la comunicación dada su gran sencillez. Esto se puede ver en su lenguaje altamente cotidiano y común a una mayoría de personas.
La palabra “Análisis” se explica por la realización de una distinción fácilmente comprensible de unidades simples de comportamiento. “Transaccional” hace referencia a las denominadas “transacciones” o intercambias de estímulos y respuestas objetivos (observables y registrables) entre personas analizadas.
Su principal campo de aplicación es el psicoterapéutico, aunque también ha tenido un gran desarrollo dentro del mundo empresarial, el trabajo social y la pedagogía.
Esta teoría fue creada por el psiquiatra canadiense Eric Berne (1910-1970). Aunque en un principio su formación fue de corte psicoanalista, con el tiempo sus ideas se fueron diferenciando de la corriente psicodinámica de su época. Su desarrollo se plantea en varios títulos publicados por este autor entre 1957 y 1970 (año de su muerte), como ¿Qué dice usted después de decir hola? (Berne, 1974), Análisis Transaccional en psicoterapia (Berne, 1975) o Introducción al tratamiento de grupo (Berne, 1983). Destacar el gran éxito del best-seller Juegos en que participamos (Berne, 1966), con unas 5 millones de copias vendidas desde su publicación hace cuatro décadas. Éste se centra en las transacciones entre personas, especialmente en su posible disfuncionalidad. En este libro se presenta el principal desarrollo de los juegos psicológicos, transacciones disfuncionales que progresan hacia un resultado previsible y bien definido pero cuya naturaleza (de la transacción) no es del todo conocida conscientemente por los participantes.
Para entender los juegos psicológicos antes hay que desarrollar los conceptos del análisis estructural (estados del yo, que define los estados en que una persona puede pensar, sentir o comportarse), el análisis transaccional (estudio de lo intercambios de estímulos y respuestas entre estados específicos del yo) y el triángulo dramático. Esto es debido a que los juegos psicológicos son transacciones entre estados del yo desde y hacia un papel de los definidos en el triángulo dramático, con un cambio de papel en cierto momento de la transacción.
El modelo de Berne basa la comprensión de la conducta, el pensamiento y la emoción de una persona en tres manifestaciones del Yo separadas (dos de ellos divididos a su vez en otros subestados), constituyendo sistemas coherentes de pensamiento y emociones que a su vez motivan diversas conductas. Los primeros son el Padre, el Adulto y el Niño. Aclarar que el uso de un lenguaje en masculino es simplemente parte de la terminología de este modelo, es usada indistintamente en sujetos de ambos sexos sin implicación alguna ya que los conceptos son aplicables independientemente del sexo.
Esta clasificación se puede esquematizar en el dibujo de tres círculos puestos uno encima del otro, que representan cada estado de la siguiente forma: arriba el Padre, a continuación el Adulto y al final el Niño. En estos, se pueden representar solo los tres estados iniciales o se pueden representar con sus divisiones. La segunda opción siempre es preferible dado que es más informativa.
El estado Yo Padre cuando actúa, piensa o siente lo hace como lo harían según lo transmitido e influenciado por los padres o figuras equivalente (figuras de autoridad) durante el desarrollo del sujeto. El Yo Adulto critica, ordena, protege, juzga guiado por conceptos como los valores, la tradición, las obligaciones, etc. Aclarar que el hecho de que se use la palabra “Padre” no implica que sea exclusivamente la figura paterna la que influya en este estado del Yo, pudiendo hacerlo también la madre u otra figura importante durante el desarrollo de la persona.
Dentro del Yo Padre encontramos una división en otros dos estados: el Yo Padre Crítico y el Yo Padre Nutritivo. El primero sería el estado del Yo que corrige, ordena, critica, mientras que el segundo sería el que protege, se preocupa, el que da apoyo.
Para entender estos subestados, explicaré su posible interpretación y reacción respecto a una situación imaginaria: encontrarse a alguien desnudo en un sitio público. El Padre Crítico pensaría en lo incorrecto e indigno de estar desnudo en dicho lugar, pudiendo plantearse echárselo en cara o incluso llamar a la policía. El Padre Nutritivo se preocuparía por la salud o por la dignidad de esa persona, planteándose ir a aconsejarla o socorrerla.
El estado Yo Adulto se mueve por la razón y por observaciones objetivas atendiendo al presente y a ideas realistas y posibles, sin influencia emocional. Este estado no tiene subdivisiones en esta teoría. Ante el caso planteado como ejemplo anteriormente, una persona que piensa desde el estado del Yo Adulto no hará juicios según lo esperable y según convenios sociales, sino desde sus propios juicios morales, según su forma de pensar. Aceptará la situación tal y como se da y en consecuencia, se planteará actuar.
El estado Yo Niño piensa y actúa de forma típica de la infancia, con gran influencia por parte de las emociones. Así en este estado hay gran importancia de los sentimientos, las intuiciones y la creatividad. Podemos dividirlo en Niño Libre y en Niño Adaptado, el cual a su vez se divide en Niño Adaptado Sumiso y Niño Adaptado Rebelde. El Niño Libre se basa en la expresión sin control de los deseos de la persona, mientras que el Niño Adaptado actúa en consecuencia a una figura de autoridad, ya sea de manera conformista (Niño Adaptado Sumiso) o rebelde (Niño Adaptado Rebelde).
Desde estos posibles estados, si una persona den el Niño Libre se encontrase ante alguien desnudo, pensaría lo que quisiera y actuaría conforme a sus deseos, como podría ser desnudarse también. Un Niño Adaptado Sumiso pensaría lo que socialmente está bien visto pensar en ese tipo de situaciones, y muy posiblemente le parecería mal que la persona estuviera desnuda y sentiría vergüenza ajena. Mientras que un Niño Adaptado Rebelde pensaría oponiéndose a lo que desde un punto de vista social sería correcto pensar, lo cual en consecuencia podría ser que le pareciera bien el nudismo público y se planteara felicitar y animar a la persona desnuda.
Dentro de los diferentes tipos de Estados del Yo, uno de estos puede ser ejecutivo (el que actúa), real (en el que se siente que se está) y programador (el que da las órdenes), sin que sea necesario que todas estas funciones recaigan en el mismo estado. Por ejemplo, un jefe puede felicitar a sus empleados (Yo ejecutivo en el Yo Padre) con objetivo de hacer bien a la empresa (Yo Programador en el Yo Padre) mientras que interiormente está pensando que está cansado y quiere irse a casa (Yo Real en el Yo Niño). Así, un Estado del Yo puede estar dirigido por otro.
Además, en las personas podemos encontrar tendencias a moverse dentro de un estado o dos de ellos, aunque estas tendencias suelen depender de la situación en la que se está y de la experiencia en ésta.
Otro concepto importante es el de contaminación. El Yo Adulto en una persona puede verse mezclado o contaminado por uno de los otros dos Estados del Yo, en cuanto que influyen al sujeto en los momentos en que teóricamente debería estar usando su Yo Adulto, como podría ser la influencia en el pensamiento racional de creencias heredadas de figuras “paternas”.
Aunque algunos estados o subestados a primeras puedan parecer positivos o negativos, cualquier Estado del Yo tiene su parte positiva y su parte negativa. Esta positividad y negatividad suelen expresarse con los términos Sistema OK y Sistema No OK. Así, en cada momento y/o como tendencia general se puede usar un sistema u otro. Por ejemplo, aunque el Estado del Yo Padre Crítico pueda resultar conceptualmente negativo, puede darse desde el sistema OK si las críticas son positivas, justas y constructivas. A la vez, un Padre Nutritivo puede ser sobreprotector, desvalorizante, actitudes negativas del Sistema No OK. Los tres Estados del Yo y sus subestados correspondientes tienen su contraparte OK y su contraparte No OK.
Una transacción es el intercambio de estímulos y respuestas entre los Estados del Yo vistos en el anterior apartado de diferentes personas. Según el Análisis Transaccional, si no hay respuesta, no se considera transacción, y por lo tanto, la ausencia de respuesta no cuenta como respuesta, aunque sea una opción viable ante un estímulo.
Es fácil hacer un esquema de una comunicación entre personas usando un esquema típico del análisis estructural (tres círculos puestos uno encima del otro) por cada persona participante en la transacción. Sus mensajes son simbolizados con flechas de líneas continuas, mientras que si hay un contenido implícito en lo transmitido, se representa con una flecha con línea discontinua. La dirección de las flechas va del Estado del Yo exacto del emisor al del receptor, siempre dependiendo de la “intención” (consciente o inconsciente) del emisor, aunque el receptor responda con un estado diferente al que era objetivo en un principio.
Las transacciones pueden ser clasificadas según varios criterios:
-Simples: solo intervienen dos Estados del Yo (el del receptor y el del emisor)
- Complejas: intervienen más de dos estados.
- Complementaria o paralela: se emite la respuesta desde el mismo estado al que iba destinado el estímulo original.
- Cruzadas: se emite la respuesta desde un Yo diferente.
- No ulteriores: solo un mensaje por vez.
- Ulteriores: dos mensajes solo en el estímulo (Ulteriores angulares) o en el estímulo y en la respuesta (Ulteriores duplex o dobles)
Si combinamos los diferentes criterios de clasificación, concluimos que las transacciones simples tienen que ser complementarias y que las complejas tienen que se cruzadas, pudiendo ser ulteriores o no. Aclarar que se puede dar que usando un análisis con todos los subestados veamos transacciones cruzadas que en un análisis más simple (contando solamente con los tres Estados del Yo básicos) resultaría paralelo. Esto pasa cuando la respuesta se emite o se dirige a un mismo Estado del Yo, pero a partes diferentes de la subdivisión de ese estado. Por ejemplo, una transacción puede consistir en una petición como estímulo dirigida al Yo Padre Nutritivo, que puede ser respondida con el Yo Padre Crítico.
Un ejemplo de transacción simple y paralela sería la siguiente conversación:
-Juan, ¿qué horas son éstas de llegar? Quedamos hace media hora.
-Lo siento, se me fue la hora. No volverá a pasar.
Vemos como el primer hablante usa su Yo Adulto dirigiendo el mensaje al Yo Niño del interlocutor. Esta transacción es paralela ya que además de no haber un mensaje implícito enviado desde otro estado del Yo diferente al Padre, la respuesta se envía desde el Yo Niño al Yo Padre. En un esquema veríamos dos flechas paralelas entre los estados Padre y Niño de ambos interlocutores.
El análisis transaccional nos dice que una transacción de tipo complementaria puede alargarse en el tiempo indefinidamente, mientras que en las cruzadas la comunicación tiende a interrumpirse o a cambiar de rumbo o tema. Por este motivo, por lo general las transacciones del primer tipo son las más adecuadas en una mayoría de contextos. Ya dependiendo de la situación, será más típico y/o más recomendable un tipo de transacción u otra (adulto-adulto, niño-padre, niño-niño, etc.). Por ejemplo, en una situación empresarial en la que se comunican dos personas del mismo rango jerárquico, será más recomendable el modelo adulto-adulto, mientras que en situaciones de intimidad con la pareja puede ser más adecuada una comunicación niño-niño.
En cuanto a las transacciones cruzadas, pueden darse tres posibilidades: que la respuesta vuelva al Estado del Yo desde el que se emitió pero desde un estado diferente al que era objetivo original, que la respuesta se emita desde el Estado del Yo que era objetivo en un principio, pero que vaya a un estado diferente al emisor, y que la respuesta provenga de un estado diferente al objetivo y a la vez vaya a un estado diferente al emisor, interviniendo así cuatro Estados del Yo diferentes. Veamos cómo sería este tipo de transacción partiendo del ejemplo anterior:
“-Juan, ¿qué horas son éstas de llegar? Quedamos hace media hora.
-¿Tú quién te crees para hablarme de esa forma?”
La naturaleza del primer mensaje es la misma, pero en esta ocasión, la respuesta es enviada desde el Yo Padre en vez de desde el Yo Niño. El Estado del Yo del primer hablante que recibe esta respuesta es el Yo Niño. Así, si representamos esta transacción esquemáticamente veríamos que las flechas correspondientes al mensaje inicial y a su respuesta se cruzan. Cuando se da este tipo de transacciones, es difícil que la comunicación se siga dando durante mucho tiempo si no se da un cambio brusco de tema, y por lo tanto de Estados del Yo participantes.
En las transacciones ulteriores intervienen simultáneamente más de un estado del ello en el estímulo y/o en la respuesta. En esta transacción se da un doble mensaje: uno social y explícito, y otro psicológico e implícito. Un tipo de transacción que forma la base de los juegos psicológicos (destacando las transacciones con objetivo persuasivo o manipulativo) consiste en la dificultad de atender a dos mensajes simultáneos provoca que el adulto sea distraído por el mensaje explícito mientras que el Yo Padre o Niño (dependiendo de la transacción) son influidos por el estímulo implícito, intentando que no llegue a ser consciente para el Yo Adulto. Se busca enganchar a esos Estados del Yo aprovechando factores como la falta de información, una flaqueza, una patología, ingenuidad… A continuación, un ejemplo de este último tipo de transacción:
“-Juan, ¿qué horas son éstas de llegar? Quedamos hace media hora.
-Lo siento por fallarte siempre, señora Perfecta.”
La respuesta en esta ocasión parece explícitamente una disculpa enviada desde el Yo Niño al Yo Padre, pero a un nivel psicológico podemos detectar un mensaje implícito como lo sería “Ya estás quejándote, como siempre”, una crítica cuyo estado emisor es el Yo Padre. Así esta respuesta vendría compuesta en un esquema de dos flechas, una representando el nivel implícito y otra al explícito.
Las caricias son estímulos intencionales dirigidos de una persona a otra. Al principio de la vida son casi exclusivamente físicas, pero más adelante también se dan caricias verbales.
Hay dos criterios para clasificar las caricias perfectamente combinables:
• Las caricias pueden ser Positivas o Negativas. Las primeras hacen sentir bien, beneficiando el bienestar y la autoestima y promoviendo el estado en el sistema OK, mientras que las segundas hacen sentir mal e invitan a ponerse en el sistema No OK. Las Negativas pueden ser agresivas o de lástima.
• Pueden ser condicionales o incondicionales. Las primeras son las que se dan en función de una o varias conducta, mientras que las segundas se dan a la persona independientemente de conducta alguna, a su propia existencia.
El modelo de caricias que una persona recibió en su infancia determina las caricias que dispensará y las que buscara en su adultez de acuerdo a la Posición Existencial (idea básica de cómo se siente uno mismo y como se sienten los demás). Una persona acostumbrada a recibir un tipo de caricias en el futuro buscara ese tipo de caricias, mientras que dará las caricias que ha visto dar a sus modelos de aprendizaje. Ambas cosas, en consecuencia, determinarán el tipo de transacciones que establecerá dicho sujeto a la hora de buscar o dispensar caricias, e incluso los posibles juegos psicológicos que lleve a cabo.
Este concepto, desarrollado por Stephen Karpman, se basa en tres roles teóricos (no reales, sino psicológicos) que un sujeto puede adoptar de manera no consciente, cuyo origen son los modelos aprendidos durante su infancia. Además, si son conscientes y fingidos se consideran una maniobra de manipulación, no un rol del triángulo dramático. Un modo de distinguir si un rol en el que se posiciona alguien es real o es parte del triángulo dramático es analizar la emoción existente.
Los tres roles que forman este modelo son víctima, perseguidor y salvador. La víctima del triángulo dramático tiene como necesidad psicológica que le rebajen, el perseguidor que le teman y el salvador, que le necesiten. Este modelo se puede relacionar con el análisis estructural de la siguiente manera: el perseguidor está en Padre Crítico No OK o en Niño Adaptado Rebelde, el salvador en padre nutritivo No OK y la víctima en Niño Adaptado Sumiso o Rebelde. En cualquier caso se da poca presencia del Yo Adulto.
Para evitar el triángulo dramático, a primeras hay que evitar entrar en él. Pero si ya se está dentro (el rol está suficientemente arraigado), se recomienda tomar como posición un Estado del Yo para cada rol: para el perseguidor lo más eficiente es usar el Padre Nutritivo OK (dado que es lo opuesto a perseguir), aunque también pueda optarse por el Adulto o por el Niño Libre; para la víctima, usar el Yo Adulto, ya que suele verse actuando bajo mandatos que le impiden usar dicho estado; y para el salvador, usar su Niño Libre y así atender a sus propias necesidades en vez de a ayudar a los demás.
Desde un punto de vista transaccional, los juegos psicológicos son series de transacciones ulteriores que progresan mediante una pauta prefijada a un resultado previsto y bien definido. Uno o ambos interlocutores buscan en los juegos psicológicos usar un punto débil del otro para conseguir un beneficio final. Pueden ser representados con la siguiente fórmula:
Así, un individuo emitirá un mensaje ulterior buscando que incida en una flaqueza de su interlocutor, que a su vez responderá. Entonces, ambos tienen que cambiar de Estado del Yo usado que terminará llevando a un beneficio final.
Los juegos por definición en ningún momento caerán en la conciencia del Adulto de los participantes. Si este Yo toma conciencia del nivel implícito de la comunicación, ya no se considera un juego psicológico, sino una maniobra de manipulación deliberada.
Analizándolos desde el triángulo dramático, considerando que en las transacciones, los interlocutores interpretan diferentes roles de dicho modelo. Puede haber dos o más participantes y ocupar dos o mas roles, pudiendo haber varias personas con un mismo rol, ya sea compartiéndolo o compitiendo. Este modelo también entra en juego dentro del cambio que se da en los juegos psicológicos, en este caso en forma de cambios de roles del triángulo dramático. Éstos se dan en cualquier sentido y cualquier número de veces dentro de cada juego, siendo el mínimo de un cambio. Este cambio de roles es una característica básica de los juegos sin la cual un proceso de comunicación no se considera un juego psicológico.
En el beneficio final se deberá de dar una emoción no auténtica o rebusque, que funciona de sustituto de una emoción que el participante no acepta. Este final es previsible, es hacia donde se dirige el juego psicológico. Más adelante profundizaré en el motivo por el cual las personas buscan en los juegos este beneficio final.
Una importante reflexión de cara a analizar los juegos psicológicos es plantearse por qué las personas llevan a cabo juegos psicológicos, a pesar de que un análisis racional puede llevarnos a concluir que hay una gran presencia de desventajas en estas prácticas, como son el sufrimiento emocional o el empeoramiento de la relación con personas cercanas a uno/a.
Berne planteaba que hay juegos que pueden ser “buenos” o menos perjudiciales, pero que pueden terminar derivando en juegos de carácter negativo, incluso destructivo. Además explica la práctica de juegos a través de necesidades (como la necesidad de que le presten atención o la de mantener un estatus social) del Estado del Yo Niño Adaptado No OK de la gente, dado que este estado no ve otra forma (o no ve una forma OK) de satisfacer dichas necesidades. Hay ocho pseudoventajas básicas:
1) Biológica: Provisión de caricias negativas que satisfagan necesidades como la necesidad de estimulación o reconocimiento. Una alternativa desde el sistema OK sería plantear un correcto manejo de las caricias positivas: darlas, pedirlas, aceptarlas y dárselas a uno/a mismo.
2) Existencial: Confirmar la posición existencial básica adquirida durante el desarrollo en las etapas tempranas. Dan seguridad en las ideas y concepciones propias, aunque sean negativas. Lo correcto es tener una posición realista y si es necesario, acudir al apoyo de personas cercanas o profesionales.
3) Argumental: Reafirmar los mandatos parentales acerca de los argumentos o planes preconscientes de vida implantados por los padres en el Yo Niño durante la infancia de la persona, como “no sientas”, “no seas tú mismo” o “no crezcas”. Para evitar juegos basados en esta pseudoventaja es aconsejable sustituir esos mandatos por metas de vidas guiadas por el Yo Adulto.
4) Emocional: Mantener y reforzar los rebusques, emociones o conductas inadecuadas fomentadas por los padres (normalmente mediante caricias) para sustituir una emoción auténtica. Por lo tanto siempre es preferible expresar las emociones auténticas mediante el uso del adulto, una vez detectados los rebusques.
5) Psicológica interna: Mantener el equilibrio entre Estados del Yo descargando emociones acumuladas en alguno de ellos. Lo correcto sería usar al Adulto adecuadamente para dirigir a los demás y dar preferencia a los sistemas OK.
6) Psicológica externa: Evitar situaciones temidas (intimidad, éxito, disfrutar, autonomía, etc.).
7) Social interna: Estructurar el tiempo negativamente en círculos privados (en casa, con gente cercana, etc.). Para sustituir esta ventaja se puede pensar en otras formas de ocupar el tiempo.
8) Social externa: Forma de pasar el tiempo en círculos no íntimos en forma de temas de conversación. Es en todo igual al anterior caso; solo se diferencia en la naturaleza de las relaciones con la gente con la que se lleva a cabo el juego.
Están documentados varios tipos de juegos psicológicos típicos, algunos de los cuales expondré desde cada uno de los roles del triángulo dramático:
En el rol de perseguidor entre otros, encontramos los siguientes juegos:
• Defecto o “Te pillé”: buscar siempre un fallo en las acciones ajenas; no dar caricias positivas en estado puro
• “Tú me metiste en esto” o “Mira lo que me hiciste hacer”: Evitar responsabilidad culpando a otros.
• Arrinconar: Desesperar a otros, buscando mal en todo lo que hagan.
• Tribunal: juzga, persiguiendo a uno y salvando a otro.
• “Se lo voy a demostrar” o “Lo mío es mejor”: Competitividad, buscar rebusque de triunfo.
Desde el rol de salvador:
• “Solo trato de ayudar”: Ofrecer ayudas con objetivo de mantener la dependencia de la víctima o para no caer en ese rol.
• “Mira cuánto me he esforzado”: Colaboraciones no efectivas ni honestas.
Desde el rol de víctima:
• Estúpido: Auto-rebajarse, procurar que otro quede en posición superior. Cometer errores.
• Patéenme: Buscar ser castigado, criticado, sancionado…
• “¿Cómo se sale de ésta?”: Meterse en situaciones difíciles para buscar ser salvado.
• “Pobre de mí” o “¿Por qué me pasa esto siempre a mí?”: Buscar lástima o compasión.
• Pata de palo o “Deben aceptarme como soy”: Aludir a defectos de nacimiento, enfermedades o forma de ser para eludir responsabilidades.
Siguiendo los principios teóricos del análisis transaccional y centrándonos en los juegos psicológicos, voy a analizar una conversación extraída de una serie de televisión llamada Escenas de matrimonio (Primer capítulo de la primera temporada). A continuación adjunto un enlace al video en el que aparece (minutos 9:05-10:20) y una transcripción de lo dicho por los personajes:
(Un hombre y una mujer con relación conyugal se hayan en el salón de su casa)
-Esposa: Roberto, que se ha estropeado la lavadora.
-Marido: Pues llama al técnico.
-Esposa: ¿No tienes curiosidad por si puedes arreglarla tú?
-Marido: Pues no.
-Esposa: ¿Y si es una cosa de nada?
-Marido: Pues mejor; si lo arregla resultará más barato y tardará menos.
-Esposa: ¿Y si no viene?
-Marido: ¿Cuántos años tiene la lavadora?
-Esposa: Yo qué sé... Unos siete.
-Marido: Compramos otra que centrifugue y fuerce los calcetines.
-Esposa: Eiimmh… ¡Qué lástima de hombre! Tienes un espíritu de botijo –el marido mientras tanto se está mordiendo una uña-. ¡No te muerdas las uñas!
-Marido: ¿Pero por qué? Si son mías.
-Esposa: Y ponte recto que pareces un viejo. Y mañana me montas la estantería del pasillo, que tengo las figuritas que me regaló mamá por los suelos.
-Marido: Vaaaale… La tía no nos podía haber regalado un jamón. Figuritas, para tener otra estantería llena de mierda.
-Esposa: ¿Decías algo?
-Marido: Que sí, que te monto la estantería.
-Esposa: Y del lunes no pasa que te recortes este pelo, que va a venir mi familia y quiero que te vean guapo. O limpio, por lo menos.
-Marido: Síííííí…
-Esposa: ¿Habrás sacado la basura?
-Marido: Síííííí…
-Esposa: Que tiene pescado y huele mucho.
-Marido: Que te he dicho que síííííí…
-Esposa: Y echa a lavar este pijama, que el azul ya lo tienes “planchao”.
-Marido: Gracias…
-Esposa: Y no leas desde tan cerca, que te vas a quedar bizco.
-Marido: ¡Joder, Marina!
-Esposa: ¡A mí no me hables con tacos!
-Marido: ¡Pero bueno, ya está bien! ¡Qué marcaje, pareces Guti!
-Esposa: ¡Que no me grites!
-Marido: ¡Yo grito cuando me da la gana! ¡Y a partir de hoy voy a hacer lo que me salga de las narices!
-Esposa: ¿¡Quéééé!?
-Marido: Mejor dicho: de los huevos.
(Fin de la escena)
Al principio del segmento, Marina (la mujer) acude en busca de ayuda de Roberto (su marido), abarcando las primeras transacciones. Éstas son de tipo ulterior, ya que en un nivel explícito resultan ser transacciones adulto-adulto (por ejemplo, “Roberto, que se ha estropeado la lavadora.”), pero a un nivel implícito el mensaje va dirigido desde el yo Niño de la esposa al yo Padre del marido (sería “Soluciona por mí el problema de la lavadora”), el cual responde con el Yo Adulto (“llama al técnico”), aunque a veces implícitamente con el yo Padre Nutritivo (“Compramos otra que centrifugue y fuerce los calcetines”). Analizando estos primeros intercambios desde el triángulo dramático, la mujer acude como víctima en busca de un salvador, su marido, cumpliendo este papel proponiendo soluciones que Marina va rechazando sistemáticamente, a la vez que Roberto no acepta ayudarla de la forma que ella quiere.
Tras varios intercambios siguiendo esta tónica, se produce un cambio de rol: Marina empieza a lanzar reproches a su marido y a cuestionar el cumplimiento de varias tareas, pasando así a representar el rol de perseguidora. Roberto ante esta nueva posición reacciona cambiando al rol de víctima. Entre los mensajes de la esposa vemos una dinámica que según el análisis transaccional se vería como mensajes enviados del Yo Padre Crítico al Yo Niño Adaptado (por ejemplo, “ponte recto que pareces un viejo”). Las respuestas de Roberto son en su mayoría enviadas del Yo Niño Adaptado Sumiso (“Que sí, que te monto la estantería”), aunque se da alguna que está dirigida desde el Niño Rebelde (“La tía no nos podía haber regalado un jamón”).
La conversación finaliza con un rebusque de Roberto en forma de resentimiento que sustituye a una emoción auténtica como podría ser tristeza o rabia. En este rebusque usa el Estado del Yo Niño Adaptado Rebelde (“¡Yo grito cuando me da la gana!”). En este momento, Marina sigue hablando desde el Yo Padre Crítico (“¡A mí no me hables con tacos!”). Este resultado final es, tal y como define la teoría, previsible, ya que el juego en sí mismo consiste en que uno de los jugadores (Roberto en este caso) acumule emociones negativas.
Además, estos sucesos no son procesados por el Yo Adulto, y si lo hace es estando contaminado por otro de los dos Estados del Yo. Esto viene propiciado por la presencia de transacciones ulteriores que “enganchan” a alguno de los otros dos estados del Yo. Un efecto directo de la ausencia de dicho estado es la falta de toma de conciencia por parte de los participantes en la interacción, que a su vez provoca que se perpetúe el juego psicológico hasta llegar al resultado final.
Un resumen de este fragmento sería: Marina va a Roberto como víctima en busca de un salvador. Al no ayudarla como ella quiere, ésta pasa a perseguidora y Roberto a víctima. Este último, tras cumplir este rol por un rato termina sintiendo un rebusque de resentimiento.
Gracias....
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