A todos en esta vida nos ocurren cosas a las que no podemos darle una explicación coherente, son experiencias que nos arrancan la paz interior y nos dejan sin la alegría que nos caracteriza, ante esto podemos elegir, siempre podemos elegir como deseamos sentir y como vamos a continuar. Está la opción de ser una victima y lamentar eternamente esta experiencia o podemos llorar, descargar todo el dolor, la rabía, la tristeza, levantar la cabeza mirar al cielo dar gracias por aquello que hemos aprendido de lo que nos ha pasado y continuar sonriendo a todo lo que nos rodea. Duele profundamente sentirse fracasada ante una experiencia que no esperabamos aunque en nuestro interior sabemos que de alguna manera la hemos provocado y atraido, porque hemos sacado algo a cambio, aunque ese algo sea doloroso en un primer momento a la larga puede ayudarnos a soltar miedos que teníamos arraigados en nuestro interior. El culpar a la otra persona de lo ocurrido no hará mas que atarnos más a ella